Las computadoras se utilizan para guardar información vital, desde archivos médicos hasta planes de empresas. Por más confianza que tengamos en ellas, éstas pueden fallar, ya sea debido a un accidente o a un mal diseño, pero lo que todavía es peor; a una agresión deliberada.
El desarrollo de redes globales a las que se accede desde cualquier parte del mundo a un costo relativamente bajo y desde cualquier hogar, como es Internet, aumenta la probabilidad de que alguien no autorizado intente acceder y manipular la información de cualquier red privada. El efecto generado por el entramado de redes y la proliferación del uso de las computadoras en todo el planeta, ayuda a la difusión inmediata y acceso a cualquier información introducida en la red.
Pero no sólo los agentes externos sino el uso inadecuado de los recursos por parte de los propios usuarios de la red hacen mayor el peligro. Un ejemplo de ello es el código malicioso que es introducido en las organizaciones por los propios usuarios a través de programas, juegos, memorias USB, que nunca deberían haber usado y que en algún caso tenían prohibido hacerlo.